miércoles, 8 de octubre de 2008

Camboya, mas cerca


Hoy me quito el sombrero ante ellos
Acabo de llegar de la representación de los bailes tradicionales camboyanos que había en el Filarmonica y no tengo palabras.


Vivimos quejandonos de lo que no tenemos o de que la vida nos trata mal, pero que un chico de la misma edad que la tuya sin piernas y con un brazo menos que tú te diga que luches por tus sueños, mientras tiene dibujada una sonrisa en la boca que casi no le entra en la cara, te llega al alma. Sentada en la butaca me senti pequeña y no pude evitar emocionarme y que dos lagrimones me resbalasen por la mejilla.



La clave está no en lo que hacen, sino en como lo hacen.
Son un grupo de niños camboyanos de entre 14 y 20 años que están de gira por España.
A través de sus bailes nos quieren enseñar su cultura y sus costumbres, pero sobretodo nos cuentan su historia.
Una historía de dificultades, de retos personales, de luchas, de esfuerzos y sacrificios, pero ante todo de mucha ilusión. Ojala nos pudiesemos agarrar nosotros a la vida como lo hacen ellos, sin dejar pasar ni el más minimo detalle.


El texto puede ser muy mítico pero sin duda, hoy digo que NO VALE RENDIRSE


Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.
Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.
Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando les necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.
Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a toda la gente que me quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hacer mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.
Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
olvidar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.
Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.




Niñas ya se que no es Nicaragua, pero Camboya también vale ¿no?¿quién se apunta?




1 comentario:

Tembetá dijo...

Lo bueno que tiene pertenecer al mundo de edificios altos y cielos bajos es que tenemos mucho que aprender. Así que Nicaragua o Camboya, merece la pena, SIEMPRE.

El cielo es más alto allí...
nunca dejaré de decirlo.
Ay, Nicaragua Nicaragüita... jo, Lucecilla. Qué ganas de volver...

Beso!