lunes, 23 de noviembre de 2009

¡Idiotas que jugaban a ser mayores sin saber los contenidos básicos!

Todo se confundía con la noche. Detrás de cada árbol se respiraba oscuridad.
Noche cerrada, ausencia de luz...

Y allí, casi donde los ojos no llegan a distinguir, se mezclaban con la noche tres sombras. Jugaban al escondite con la luna, mientras la dejaban ganar la partida y susurraban secretos al infinito, allí donde no llegaba el viento.
Todo quedaba tendido en la noche, todo lo guardaba cada corazón.

Igual que marionetas pendidas de un hilo, esperaban el comienzo de la función. Noche de estrenos, como casi siempre, como casi nunca.

Ilusiones contenidas, miedos en cada esquina, vidas embotadas deseando que alguien quite el corcho.
Ganas de cortar los hilos que guian cada movimiento, deseos ocultos tras la noche, simplemente deseos...

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