lunes, 12 de enero de 2009

Ahora poco se podía hacer,
allí estaban, como a quien le clavan un puñal y se desangra poco a poco.
Y lo dejaron morir, sin ningún motivo aparente, pero dejaron que lo llevase el viento.
Y en el fondo ya no queda nada, simplemente indiferencia.
Por que culpar a alguien de lo que ya no hay..., en realidad un poco todos y un poco nadie.
Y costó abrir los ojos y ver la realidad, dolió, pero ahora sólo hay un gran vacio.
Las cosas -estas cosas, las tuyas- me resbalan como las gotas de agua por el cristal en días de lluvia.
Seguimos dejandolo pasar un rato más, pero en el fondo sabemos que ya no le queda vida. Y llegará el día que lo desconectemos de esta rutina que lo mantiene respirando y se apagará... ¿para siempre?.
Igual no, o quizas si, eso lo sabe el tiempo. Pero si nos vuelven a dar otra oportunidad, habrá que reconstruirlo todo, al igual que las ciudades tras el paso de un huracán.
Eso si, hay que tener en cuenta que no empezamos de cero, sino de menos algo. Pero te dejo que me sorprendas, ya se construyeron catedrales mas altas.
Y lo que fue no lo olvido, porque querer borrar una parte del pasado es como renunciar a una parte de ti, dejar de ser lo que fuiste... Simplemente lo guardaré en un cajón, esperando que vuelva a salir algún día.
Y mientras tanto me contentaré pensando que fue bonito mientras duro.

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