Hoy me calce los zapatos de princesa, los brillantes, los mágicos.
Cerré los ojos, pero no ocurrió nada. No era como los cuentos de hadas donde al abrirlos todo sigue siendo de color de rosa.
Gris, sin más, todo gris.
Camine un poco, y allí, a lo lejos, me esperaba una sorpresa.
El lado oscuro, ese donde mama siempre te dice que no vayas, brillaba. No era un resplandor cegador, simplemente era una lucecilla, una llamita que no luchaba por ser más de lo que era, pero tampoco menos. Simplemente era lo que era y ya. Sin querer aparentar más.
Y poco a poco me acerque y no se porque fui perdiendo el miedo. Me sentí a gusto.
No me importó, al volver a casa, la cara larga de mamá y la reprimenda. Bueno igual un poco si, pero había descubierto que en el lado oscuro también había luz y con eso tenía más que suficiente.
3 comentarios:
Y eso es lo bueno, y lo malo... k no hay luz sin oscuridad, ni oscuridad sin luz.
Que en la luz está la esencia de la oscuridad, en la oscuridad la de la luz...
Al final hace k todo sea gris, claro u osucro, pero gris al fin y al cabo.
Eso suaviza a la oscuridad (por la noche puede parecer bueno), pero tb a la luz...
Pero tu ya eres Luz, no tienes estos problemas!!!
bsoo
disfruta de la luz, luz. con zapatos rojos de brilla brilla. no hay nada como el hogar. y eso, está justo donde tú lo pongas.
d.
Lau los tengo, aunque sea Luz
Y no me gusta el gris!!!!!!!!!
¿alguna solución?
Duenda, tendremos que ver entonces donde nos instalamos.
besitos para las dos
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