Que lejos queda ya el recuerdo,
del sonar de las olas, mientras la brisa recorría cada palmo de la cara.
Lejos en la memoria, pero no tanto en el calendario.
Todavía se puede ver el marchitar de la piel morena,
a la vez que el cielo llora escondiendo al sol.
Solo es Noviembre,
pero el tiempo corre sin dar tregua.
Nada se detiene y todo se acumula.
Carreras de aquí para alla,
con finalidad o sin ella,
pero siempre corriendo.
Busco, y no encuentro,
un rato para suspirar,
para dejarme tragar por el sofa
viendo como se resbalan las gotas por el cristal,
corriendo, siempre corriendo.
El reloj no para, el tic-tac marca el ritmo
y pronto volveremos a oir el mar.
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