Cada año vuelve ese espíritu infantil que a veces dejamos escapar y es tan necesario.
Hasta los más mayores gritan los nombres de los Reyes y piden caramelos en una cabalgata que nota la crisis, pero que hace ilusión.
Otro año más nos esperaba nuestra esquinita para verlos pasar. Allí estaba con papá y mamá, igual que cuando era cría, poniéndome de puntillas e imaginándome que contenían esas cajas súper decoradas que nunca llevan nada.
Me gusta pensar que los regalos que me esperaban al día siguiente en mis zapatos rojos sin brillo los siguen trayendo Melchor, Gaspar y Baltasar. Que se le va a hacer, soy así de infantil.
Un día mágico para volver a ser el niño que fuimos, para ilusionar e ilusionarte, para disfrutar y hacer disfrutar…
Por que igual que dicen los envoltorios de El Corte Inglés (y no es por hacer publicidad) cada paquete contiene magia. Cada caja trae la ilusión del que lo compra buscando que al destinatario le guste.
Y para que negarlo, me sigue encantando ese día, aunque a mis hermanos ya no les haga ilusión y no abramos los regalos a las cinco de la mañana gritando de contentos.
El día seis siempre tiene esos momentos mágicos. Se empieza a notar la ausencia de los que ya no están, pero las nuevas generaciones apuntamos fuerte.
Simplemente me quedo con todo.
Porque jugar al fútbol con una pelota plana sobre diez centímetros de tacón no se hace todos los días, mientras tú te cuelgas de mi pierna como si fueras un monín.
Y sólo ese día es posible ver como dan de si 15 eurillos. Si señor, ver para creer.
Y subir al cementerio, y perdernos, como siempre. Aunque haga frio y nieve o salga el sol, allí estamos, perdidos hasta encontrarnos. En fin, no tenemos remedio…
Y el día se termina, siempre pronto, porque las pestañas no se aguantan, pero antes de decir hasta mañana hay que tomar una de esas medias noches que solo Conchi sabe hacer. Especiales e irrepetibles, como el día, como cada 6 de Enero…
Hasta los más mayores gritan los nombres de los Reyes y piden caramelos en una cabalgata que nota la crisis, pero que hace ilusión.
Otro año más nos esperaba nuestra esquinita para verlos pasar. Allí estaba con papá y mamá, igual que cuando era cría, poniéndome de puntillas e imaginándome que contenían esas cajas súper decoradas que nunca llevan nada.
Me gusta pensar que los regalos que me esperaban al día siguiente en mis zapatos rojos sin brillo los siguen trayendo Melchor, Gaspar y Baltasar. Que se le va a hacer, soy así de infantil.
Un día mágico para volver a ser el niño que fuimos, para ilusionar e ilusionarte, para disfrutar y hacer disfrutar…
Por que igual que dicen los envoltorios de El Corte Inglés (y no es por hacer publicidad) cada paquete contiene magia. Cada caja trae la ilusión del que lo compra buscando que al destinatario le guste.
Y para que negarlo, me sigue encantando ese día, aunque a mis hermanos ya no les haga ilusión y no abramos los regalos a las cinco de la mañana gritando de contentos.
El día seis siempre tiene esos momentos mágicos. Se empieza a notar la ausencia de los que ya no están, pero las nuevas generaciones apuntamos fuerte.
Simplemente me quedo con todo.
Porque jugar al fútbol con una pelota plana sobre diez centímetros de tacón no se hace todos los días, mientras tú te cuelgas de mi pierna como si fueras un monín.
Y sólo ese día es posible ver como dan de si 15 eurillos. Si señor, ver para creer.
Y subir al cementerio, y perdernos, como siempre. Aunque haga frio y nieve o salga el sol, allí estamos, perdidos hasta encontrarnos. En fin, no tenemos remedio…
Y el día se termina, siempre pronto, porque las pestañas no se aguantan, pero antes de decir hasta mañana hay que tomar una de esas medias noches que solo Conchi sabe hacer. Especiales e irrepetibles, como el día, como cada 6 de Enero…
1 comentario:
Tiene magia, Sí Señor!!!
Cómo eché de menos que mi hermana me tirase de la cama, su "Ya llegaron los Reyes", salir corriendo de la habitación y llenar la cama de mis padres con paquetes igual que cuando eramos pequeñas...
A pesar de la edad me parece que un día al año, todos tenemos derecho a ser como niños y romper con ansia el papel y lazos de colores para ver que me ha dejado ese Rey tan especialy que tanto me quiere.
Sigue siendo niña, los demás te lo agradecemos.
Besines
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